Parece que el ajedrez político en México tiene sus propias reglas, o la presidenta Claudia Sheinbaum finalmente está sacando el polvo de l...
Parece que el ajedrez político en México tiene sus propias reglas, o la presidenta Claudia Sheinbaum finalmente está sacando el polvo de los muebles heredados. ¡Adiós, Pablo Gómez, de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF)! Su "promoción" a coordinar la gran reforma electoral tiene al menos un par de lecturas, una de ellas siendo una cuña para Ricardo Monreal y Adán Augusto López Hernández.
Ahora, ambos personajes deben lidiar con un campeón de las plurinominales que sabe tanto o más latín parlamentario. La duda es si será el Pablo Gómez demócrata de antaño que lamentaba el hiperpresidencialismo o el "comisario" que persiguió ciudadanos con las herramientas de la UIF. Quizás prefiere reformar el sistema electoral antes que seguir buscando agujas en pajares financieros donde, curiosamente, nadie acaba condenado por lavado de dinero, solo por "otros delitos".
Su paso por la UIF fue... digamos, "histórico" pero con "nulo conocimiento del tema" y "cero contacto con Estados Unidos", un aliado clave. Era el "becariato del bienestar" que, al parecer, se acabó. Incluso hubo un pequeño "acto de rebeldía" o, como algunos lo llaman, "traición", enviando un alto volumen de información confidencial al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que ni siquiera le habían solicitado. ¡Qué despedida tan elegante!
Ahora, entra al quite Omar Reyes Colmenares, un abogado de la UNAM con más de 25 años de experiencia en inteligencia, y con "excelentes relaciones en Estados Unidos". La presidenta lo describe como "muy inteligente" y "especialista en inteligencia". Viene de manejar los centros penitenciarios, lo que sin duda lo prepara para el "delicado momento" de la UIF, donde el sector financiero anhela un "profesional sin ideología de partidos ni interés político". Pura tecnocracia, ¿verdad?.
Todo esto, mientras el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, sigue batallando para armar su equipo, enfrentándose a un Centro Nacional de Inteligencia (CNI) desmantelado y promesas incumplidas. La salida de Gómez fue, al final, una "pluma quitada al ganso" en esa eterna lucha por el poder real. Y Monreal, por su parte, pide que la reforma electoral sea "de consenso" y con "participación de la oposición", porque claro, en México, las reformas siempre se construyen con "pluralidad y un consenso", o no. El espectáculo político continúa, ¿alguien gusta palomitas?