Al menos 11 miembros de esta secta chií fallecieron en los altercados
(EFE).- La normalidad regresó hoy a la capital de Nigeria, Abuya, después de que al menos 13 personas, incluido un periodista local, murieran este lunes cuando una manifestación de musulmanes chiítas desencadenó choques violentos con la Policía.
Miembros del chií Movimiento Islámico de Nigeria (IMN, por sus siglas en inglés) se congregaron en las calles de Abuya para exigir la liberación de su líder, Sheik Zakzaky -detenido desde 2015- cuando fueron dispersados por agentes de Policía antes de alcanzar el distrito que alberga la residencia presidencial y el Parlamento.
Al menos 11 miembros de esta secta chií fallecieron en los altercados, entre ellos una niña de diez años, además de un policía de alto rango, según el propio grupo islámico y fuentes oficiales.
También falleció de madrugada, a causa de una herida de bala, un periodista nigeriano de 23 años del canal de televisión "Channels Television", según confirmaron a Efe sus compañeros.
"Las autoridades nigerianas deberían investigar y asegurarse de que los responsables de esta muerte son llevados ante la Justicia", denunció hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en su cuenta de Twitter, al confirmar la muerte del reportero Precious Owolabi.
Por su parte, el presidente del país, Muhammadu Buhari, envió hoy sus condolencias a través de Twitter a los familiares del periodista y del agente muertos, a quienes agradeció "su compromiso de permanecer firmes y dedicados a sus llamados profesionales".
Preguntado por Efe, el portavoz de la Policía de Nigeria, Frank Mba, aseguró que no tenía más detalles sobre los disturbios de la tarde de ayer, cuando los disparos y el gas lacrimógeno evitaron que los manifestantes se aproximaran a la residencia presidencial y al Parlamento.
Los chiís, una secta islámica minoritaria en Nigeria, organizaron esta marcha para exigir una vez más la puesta en libertad de su líder, Sheik Zakzaky, detenido desde finales de 2015 a pesar de una orden judicial que determinó su liberación.
La negativa del presidente Buhari de obedecer a los tribunales inquieta a sus críticos, que temen que la creciente represión sobre los chiítas desencadene en un nuevo brazo armado, como ya sucedió hace una década con el grupo yihadista Boko Haram.
En diciembre de 2015, el Ejército nigeriano mató en Zaria (norte) a 348 chiítas del IMN y arrestó a su líder religioso por supuestamente incitar a la violencia.
Según determinó una comisión de investigación establecida por las autoridades estatales, los soldados emplearon un uso de "fuerza excesiva" para sofocar esta protesta, acusación repetida en diversas ocasiones por oenegés como Amnistía Internacional.
El Movimiento Islámico de Nigeria (IMN), secta chií con estrechos lazos con Irán y establecida en Zaria, comenzó su actividad en los años ochenta y en la actualidad cuenta con unos tres millones de fieles.
