El amor 'boomer' detrás de esas imágenes prediseñadas, sobrecargadas y 'buena onda' son una rutina de adultos mayores bien aprovechada por anunciantes
"Buenos días. Que tengas una mañana excelente, una tarde aún mejor y una noche bendecida. Apenas amanece y ya hay mensajes en el grupo familiar de WhatsApp: la jornada empieza ahí, con esas palabras, con el dedo de la vieja escuela enviando la imagen más bonita posible, eligiendo entre un paisaje bucólico amaneciendo y un ángel flotando entre nubes.
Con la inercia de una rutina casi melancólica, algo pensado como se piensan las velas encendidas a un santo, un ritual que no debe romperse, tan directo, tan inmediato, tan dual: el amor 'boomer' aconteciendo con esas imágenes prediseñadas, sobrecargadas que colorea siempre la llamada brecha generacional.
Su estética no deja indiferente a nadie, como si el inicio de todas las redes sociales estuvieran destinados a una planta digital de reciclaje: los bancos de imágenes bonitas y mensajes positivos para enviar por WhatsApp. Mientras tanto, en todo el mundo se suceden sin parar. Nunca son suficientes. Buenos días, buenas tardes, buenas noches, que dios te bendiga y vuelta a empezar.
No sabemos cuándo comenzaron a propagarse, si existió siquiera un comienzo o esta costumbre de aquellas personas que vivieron (y recuerdan) la vida sin internet no es más que la continuación de un legado a la inversa: lo que los jóvenes crearon pasando sus padres, a sus abuelos, a sus tíos. Pero, ¿y si todo esto fuera un negocio?
Una necesidad de las generaciones mayores
No, ni tu abuela ni tus tías están ganando dinero con cada puñado de fotos que deja diariamente en la conversación de familia, pero alguien sí lo está haciendo gracias a esa necesidad imperiosa que han desarrollado los mayores de sostener la buena onda entre los suyos aunque sea a través de la pantalla.
Ese alguien se llama Ricardo Oliveira y es un empresario brasileño que dirige una de esas plantas de reciclaje estético, uno de esos portales con imágenes para descargar que diariamente llegan a miles de personas, ni siquiera sabe un número exacto de su alcance.
Dice Nir Eyal en 'Psichology Today' que el móvil, esa extensión del teléfono, de la carta, de la nada, todavía nos ayuda a comunicarnos con las personas que nos importan. "Más bien, la interfaz ha evolucionado para brindar opciones para enviar el mensaje correcto en el formato correcto en el momento correcto". Está claro que esta es la forma de mensaje correcto para, al menos, un par de generaciones.
Un asunto de publicidad
Según explica el periodista Vitor Tavares en un artículo para la BBC, las páginas web desarrolladas por Oliveira son esas mismas que aparecen cuando buscas en Google, por ejemplo, "mensajes de buenos días".
Cada día, en estos portales, una serie de trabajadores y trabajadoras publican decenas de imágenes y frases que los usuarios de internet pueden copiar o compartir directamente de manera fácil y rápida. Sí, detrás de estas imágenes no hay bots nostálgicos de la era Fotolog llevando su nostalgia al límite. Este tipo de webs se sostienen en la publicidad para la que son escaparates. De manera que "lo que obtienen es un número de visitantes, varios millones al mes, y precisamente este volumen de visitas es el que genera ganancias, ya que los anuncios colocados en los espacios publicitarios de las páginas resultan la fuente de ingresos".
Todo comenzó con blogs
Cuando arrancó la empresa de Oliveira, escribe Tavares, también ganaba dinero con los anuncios, pero el contenido que producían estaba pensado para blogs. De esto hace 13 años. Cinco años después, cambió el enfoque y comenzó a producir mensajes que se podían compartir principalmente en Facebook, un portal que ha ido quedando vinculado precisamente a las generaciones analógicas. Pero en la actualidad, afirma el empresario, WhatsApp es la plataforma estrella. Al contrario de lo que sucede en la red de Zuckerberg, una vez que estas imágenes llegan a los grupos de WhatsApp, ya es imposible averiguar el alcance que va a tener.
Según un análisis interno de esta empresa, cada 20 personas que visitan la web, al menos una descarga o comparte una de las miles de imágenes que ofrecen. Y esa imagen se reenvía, de media, a otras 10 personas en WhatsApp. "Es decir, el contenido de una web que tuviera unos 5 millones de visitantes al mes llegaría a unos 250.000 usuarios de dicha red social".
