Carísima austeridad republicana Cuando los ganaderos mexicanos escuchan al secretario de Agricultura, Julio Berdegué, culpar a Estados Unido...
Carísima austeridad republicana
Cuando los ganaderos mexicanos escuchan al secretario de Agricultura, Julio Berdegué, culpar a Estados Unidos por la expansión del gusano barrenador que está diezmando al ganado nacional, no pueden evitar levantar las cejas con esa expresión tan mexicana que significa "ni tú te la crees".
La realidad, esa incómoda invitada que este gobierno ha intentado mantener alejada de sus mañaneras, nos muestra que si buscamos culpables, el GPS no nos llevaría a Washington sino directamente a Palenque, con una parada técnica en Palacio Nacional.
El bloqueo estadounidense a la importación de reses mexicanas no es producto de un complot imperialista, sino el resultado previsible de la brillante "austeridad republicana" del sexenio anterior, esa política económica que parece diseñada por un contador con machete y sin calculadora. La explicación es tan sencilla que hasta un funcionario de la 4T podría entenderla: la manera más efectiva de combatir esta plaga es mediante la liberación masiva de moscas estériles que impiden la reproducción de las portadoras del parásito.
Sin embargo, durante el gobierno de AMLO, estas granjas de producción de moscas "buenas" sufrieron recortes presupuestales tan salvajes que hubieran hecho llorar al más austero de los franciscanos. El desmantelamiento fue tal que provocó la renuncia de Javier Trujillo, entonces director del Senasica, quien prefirió abandonar el barco antes que ser cómplice de este ecocidio ganadero anunciado.
Trujillo se opuso frontalmente a la demolición de laboratorios especializados, la reducción del Cenapa y los despidos masivos de científicos y técnicos que, a diferencia de ciertos funcionarios, sí sabían lo que hacían. Como era de esperarse, el gusano barrenador —que había sido erradicado hace años con ciencia, inversión y sentido común, tres elementos escasos en el sexenio anterior— resucitó en países del sur y avanzó inexorablemente hacia México como un zombie parasitario.
Ahora tenemos ganado infestado, exportaciones bloqueadas y un gobierno señalando con el dedo a todos lados, excepto al espejo. La austeridad, como el gusano barrenador, terminó devorando la carne viva de nuestra economía ganadera.
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Tronadera de cohetes
Al gobierno mexicano le explota una nueva sorpresa cada tercer día, como si el destino hubiera programado un calendario de crisis para mantenerlos entretenidos. La administración de Sheinbaum parece vivir un reality show donde cada semana los productores introducen un giro dramático inesperado.
Solo en los últimos días, Palacio Nacional está haciendo malabares con un surtido de catástrofes diplomáticas dignas de una tragicomedia sexenal: desde la cancelación de la visa a la gobernadora de Baja California (apenas el aperitivo de lo que promete ser un buffet de revocaciones), el cierre fronterizo al ganado nacional infestado por el gusano barrenador (otra herencia maldita de la "austeridad"), la insólita entrega voluntaria de "los Chapitos" al FBI (quienes aparentemente prefieren las cárceles estadounidenses a las "abrazos" mexicanos), hasta el plan para gravar las remesas (porque aparentemente no tenemos suficientes problemas con nuestro vecino del norte).
Lo verdaderamente notable es que mientras Reino Unido y China logran pactos comerciales con Estados Unidos, y hasta la martirizada Siria consigue mejores términos con Washington, México parece empeñado en coleccionar desplantes diplomáticos como quien junta estampitas. La mandataria, convertida en improvisada bombera, apaga incendios cada mañana mientras confiesa con desconcertante sinceridad que su gobierno carece de información básica sobre estos asuntos cruciales.
Y en este teatro del absurdo, el canciller Juan Ramón de la Fuente sonríe radiante junto al ministro chino Wang Yi, quien promete inversiones millonarias como quien ofrece caramelos a un niño. A este paso, no sorprendería que el ex rector también termine mirando con nostalgia su visa americana, víctima de esta racha diplomática donde México parece competir por el título del vecino más problemático del continente.
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Unidad mexicana trumpista
El presidente Donald Trump ha logrado lo que ni las catástrofes naturales, ni las crisis económicas, ni siquiera el Mundial de fútbol: unir a los partidos políticos mexicanos bajo una misma bandera.
Con su propuesta de imponer un "gran y hermoso" impuesto del 5% a las remesas enviadas a México —adjetivos que revelan su peculiar concepción estética de los atracos internacionales—, Trump consiguió el milagro político de ver a Morena, PRI y PAN firmando un documento conjunto en la Cámara de Diputados.
Este fenómeno paranormal es particularmente notable en la 66 Legislatura, donde hasta ahora los coordinadores parlamentarios habían mostrado más habilidad para pelearse que adolescentes en TikTok.
Vale recordar que intentos previos de unidad nacional se desvanecieron como promesas de campaña: cuando se buscó rechazar los infames aranceles trumpianos, nuestros legisladores prefirieron continuar su tradicional deporte de tirarse los trastos a la cabeza; tampoco prosperó la unidad cuando se propuso declarar terroristas a los cárteles (porque aparentemente eso ofende más que sus propias acciones); ni siquiera funcionó cuando se solicitó respaldo a la política exterior de la presidenta Sheinbaum.
Quizá Trump no ha logrado detener la guerra entre Rusia y Ucrania —pequeñez geopolítica—, pero ha conseguido algo mucho más improbable: que los políticos mexicanos dejen de morderse entre sí por al menos 24 horas.
A veces se necesita un villano externo para que la familia disfuncional se una temporalmente. Aunque siendo México, esto probablemente durará lo que un helado en Mexicali a mediodía.
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Patrioti$mo moreni$ta
En un desliz verbal que podría clasificarse como "confesión involuntaria de contradicciones ideológicas", la senadora de Morena, Andrea Chávez, acaba de revelar el secreto peor guardado de la 4T: su amor por el confort americano.
Con el patriótico afán de defender a la gobernadora Marina del Pilar Ávila —cuya visa estadounidense fue revocada con la misma velocidad con que algunos funcionarios cruzan la frontera para ir de shopping— la legisladora chihuahuense soltó una perla digna de antología: "Ella cruza habitualmente a Estados Unidos, como muchos de nosotros".
Y cuando los periodistas, atónitos ante tal sinceridad, le preguntaron si la gobernadora tenía residencia allá, Chávez remató con un revelador "como muchos de nosotros". ¡Quién lo diría! Resulta que mientras fustigaban al "imperialismo yanqui" en tribunas y mítines, numerosos soldados de la transformación tenían su plan B perfectamente acomodado al otro lado del Río Bravo.
Esta nueva interpretación de la "austeridad republicana" incluye, aparentemente, tener una modesta casita en territorio estadounidense para escapar de las inclemencias del neoliberalismo que tanto combaten. Es como descubrir que Gandhi tenía acciones en McDonald's o que el Che Guevara coleccionaba Cadillacs.
La próxima vez que escuchemos discursos flamígeros contra Estados Unidos, recordemos que probablemente el orador tiene las llaves de su casa en San Diego en el bolsillo, lista para usarse después de tan agotadora defensa de la soberanía nacional. Quizás deberíamos rebautizar el movimiento como la "Cuarta Transformación... con visa americana".
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Bienvenido arbano…
¿Vienen inversiones de Emiratos Árabes Unidos a México? Mientras la relación con Estados Unidos se desmorona más rápido que un castillo de arena en Acapulco durante temporada de huracanes, nos enteramos que el gobierno mexicano, en un repentino ataque de diversificación diplomática, ha encontrado un nuevo "amigo económico" en el otro extremo del mapamundi.
Según fuentes cercanas a las negociaciones, la Secretaría de Relaciones Exteriores está cortejando intensamente a Emiratos Árabes Unidos, ese paraíso petrolífero donde los rascacielos brotan como cactus en el desierto y donde el oro es tan común como las tortillas en México.
Al parecer, las conversaciones están tan "avanzadas" que pronto podríamos ser testigos de una "sorpresa" en los autodenominados "martes de inversiones" de la Mañanera presidencial (porque nada dice "seriedad económica" como anunciar inversiones multimillonarias entre ocurrencias matutinas y ataques a la prensa).
Esta súbita amistad con los jeques árabes recuerda a ese novio que, tras ser bloqueado por su pareja de toda la vida, inmediatamente publica fotos con un nuevo romance para demostrar que "está mejor que nunca".
Esperemos que esta relación trasatlántica no sea tan solo un rebote diplomático y que los petrodólares realmente lleguen a México... aunque conociéndolos, la "gran inversión" terminará siendo una cadena de taquerías en Abu Dhabi y un memorándum de entendimiento para exportar sombreros de charro. Mientras tanto, Washington observa divertido desde la ventana, como quien ve a su ex presumiendo una nueva conquista en redes sociales.
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Otra pesadilla godín
Este jueves, Día del Maestro, la CNTE demostrará una vez más su peculiar vocación pedagógica: impartir clases magistrales sobre cómo colapsar el tráfico capitalino. Mientras millones de maestros dedicados reciben felicitaciones y manzanas brillosas, la Coordinadora prepara su tradicional peregrinación disruptiva hacia el Zócalo, exhibiendo ese don especial para elegir el momento más inoportuno.
Con la relación México-Estados Unidos más tensa que cuerda de violín desafinado, y Palacio Nacional convertido en bunker de crisis diplomáticas, la movilización magisterial cae como visita de suegra en luna de miel.
Los maestros disidentes buscan que el gobierno federal lance definitivamente al basurero legislativo la Ley del ISSSTE y, de paso, les incremente el sueldo porque, evidentemente, bloquear avenidas es una estrategia pedagógica que merece compensación económica.
A pesar de que se instruyó a los secretarios estatales de Educación para que contengan estas movilizaciones —cual padres desesperados tratando de controlar a adolescentes en fiesta—, los esfuerzos han sido tan efectivos como usar un colador para detener una inundación. El problema fundamental: la actual administración carece de "operadores políticos" capaces de negociar con el magisterio, esos artistas del acuerdo que antes resolvían con discretos maletines lo que ahora se convierte en caos vial.
Así, mientras la diplomacia mexicana intenta apagar incendios internacionales, la CNTE se encargará de encender algunos domésticos, porque nada dice "feliz día, maestro" como una ciudad paralizada y ciudadanos exasperados maldiciendo a la noble profesión docente.