¿A veces no te preguntas cómo es posible que cierto tipo de persona te atraiga tan irremediablemente?
Flacas, musculosos, con pelo corto, con chongo o colita de caballo, barbas y cejas tupidas, senos pequeños, traseros grandes... O acaso ¿Te atrae su sonrisa o que te haga reír? ¿Te llaman la atención los que te dan vergüenza y no lo quieres decir? ¿A veces no te preguntas cómo es posible que cierto tipo de persona te atraiga tan irremediablemente?
Todos tenemos un tipo, o algunos tipos de personas que nos llaman poderosamente la atención. Y en cierto momento de la vida uno se pregunta ¿De dónde salieron estos tipos? ¿Por qué nos atraen cierto tipo de personas, y otras no?
Primero lo primero, que es la explicación científica de la atracción. Y es que cuando ésta ocurre nuestro cerebro secreta hormonas que nos hacen sentir, entre otras sensaciones, calor y estremecimiento, piel de gallina, una sensación de despertar de todos los sentidos, palpitaciones y hasta taquicardia.
Se trata de una auténtica cascada de dopamina, una hormona que nos da el mismo placer que el azúcar o el consumo de algunas drogas y provoca el mismo deseo de seguir sintiendo su invasión más y más. También nos invade la norepinefrina y la adrenalina, que son las hormonas responsables de hacernos sentir también esas ganas de salir huyendo, pues nos ponen de nervios, ansiosos y con mucha emoción, además de que también pueden provocar falta de sueño y de apetito
A todo el mundo le pasa. Por ejemplo, en Francia ese momento de la atracción lo llaman coup de foudre, o "rayo" en español. En árabe le llaman hawa, que significa "viento", en China le dicen yuanfen, que se traduce como "una fuerza predestinada", y en Japón le dicen koi no yokan, que es más o menos en español algo así como "el sentimiento al conocer a alguien de quien te enamorarás".
Explicar esa sensación es muy difícil, pero como todo en esta vida, los humanos lo hemos intentado explicar de formas distintas.
Un astrólogo diría que si eres tauro formas pareja con un capricornio, pero con un sagitario de ninguna manera. Y los astrólogos indios han ido mucho más lejos al usar un intrincado análisis de 36 puntos para formar parejas, en el que por lo menos necesitas 18 de esos puntos para que alguien califique para tener con esa persona un matrimonio exitoso.
En 2015 el periódico The New York Times viralizó una nota que afirmaba que cuando dos desconocidos se hacían 36 preguntas predeterminadas, éstas podían conducir al amor. Algunas de estas preguntas son "¿Cuál es tu mejor recuerdo?", "¿Cuál es tu peor recuerdo?" y "¿Presientes cómo vas a morir?".
Las revistas del corazón de eso viven, y en múltiples ocasiones la revista Cosmo ha publicado que puedes hacer que se enamoren de ti en 12 sencillos pasos, que incluyen contacto visual, concentración en similitudes, frecuentando mucho a la persona, y... ¿amándola?
Sí, claro.
Pero luego llegan los científicos a tumbar todos esos mitos con sus explicaciones, y dicen que el asunto es meramente genético y que a todos nos atrae el mismo tipo de persona: una pareja apta y fértil para aparearse y tener hijos saludables, que somos somos animales y que sólo queremos reproducirnos.
De acuerdo a los científicos, a las mujeres les agrada más el olor de los hombres simétricos, en especial a las que están en la fase fértil del ciclo menstrual. Y creen que los hombres prefieren las caderas con curvas, pues indican que hay suficientes depósito de grasa que las hace saludables y fértiles, y con la misma lógica, dicen que los hombres eligen mujeres con senos grandes porque las ven aptas para criar hijos.
La lógica científica establece de alguna forma que el cuerpo de la mujer fue evolucionando para atraer a los hombres, por lo que el atractivo tiene un componente evolutivo, aunque esto tiene un problema básico... Y es que, con toda claridad, no existe ninguna correlación entre unos pechos grandes, una cara bonita y la fertilidad, y si así fuera, el planeta estaría poblado sólo por mujeres bellas de pechos grandes, lo cual, por fortuna, no es así.
Lo que sí hallamos sistemáticamente es que la cultura social en la que nos educamos y vivimos tiene impacto en el tamaño corporal que encontramos ideal. El cuerpo de una mujer que en américa del norte podríamos considerar como con sobrepeso, es precisamente el cuerpo ideal para la mayor parte de los africanos, quienes a su vez consideran que las mujeres delgadas son poco atractivas y que no son capaces de tener una buena familia.
Y si los humanos somos como cualquier animal, entonces algo no tiene sentido, pues en muchas especies animales es precisamente el macho el que debe verse bonito e impresionar a la hembra.
Obviamente, el apareamiento entre humanos es diferente.
Un estudio de 1989 de 37 culturas de todo el mundo demostró que los hombres prefieren a sus compañeras jóvenes y atractivas, o sea, "fértiles", para tener bebés sanos a quienes pasarles sus genes. Pero resulta que a las mujeres les importaba más la capacidad financiera, la ambición y la laboriosidad... O sea, que esos hombres fueran o tuvieran la capacidad de volverse ricos para mantener a todos esos bebés.
Un estudio de fotos de perfil en la aplicación Tinder parece respaldar esta versión. Las mujeres heterosexuales son más propensas que los hombres a tomarse selfies desde arriba para que sus ojos y frentes parezcan más grandes y el resto de su cuerpo más pequeño, lo cual las ayuda a parecer más jóvenes, es decir, más fértiles.
Los hombres se toman selfies desde abajo para parecer más altos y dominantes, lo cual es el equivalente en el mundo animal para parecer "más capaces de adquirir recursos", o en términos humanos: ricos.
Pero no nos vayamos con la finta. Un estudio de 2001 que analizó medio siglo de datos estableció que, a medida que más mujeres trabajaban y ganaban su propio dinero, se preocupaban más por estar con alguien guapo. Y que a los hombres les importaba estar con una mujer en buena posición económica. Con esta información entonces la idea científica de que solo somos animales a los cuales sólo nos preocupa reproducirnos se ve increíblemente reductiva. No es solo un impulso biológico tener sexo con alguien para procrear. No digo que eso no pase y que no nos condicione en ciertas situaciones, pero en general, el tema es que tener o entablar una relación con alguien, o incluso solo tener sexo, es mucho más que una cuestión biológica.
Ni los gemelos idénticos, con los mismos genes, educación y cultura, tienen el mismo tipo de atracción hacia diferentes tipos de personas.
Mucho de lo que nos atrae se reduce a factores ambientales únicos, o sea, tu propia historia de vida. Eso en una parte explica la famosa atracción a los 'chicos malos' que tanto critican algunos; también explica la atracción a personas que se parecen a nosotros, o incluso la atracción hacia las personas que tienen parecido con peluches, pues por raro que esto parezca, a muchas personas les recuerda una infancia en la que se sentían protegidos por este tipo de juguetes.
Cuando hablamos de entorno, las personas comunes pensamos que nuestros amigos o nuestros padres influyeron en nuestra sexualidad, pero cuando eso se pone en manos de un genetista, éstos entienden el entorno como algo muchísimo más vasto y amplio en todos los sentidos, y eso incluye el momento en el que estábamos por nacer, pues allí en la placenta se comienza a gestar quiénes seremos cuando crezcamos, pues la cantidad y la distribución hormonal a la que el feto está expuesto pueden influir.
En el caso de los varones influyen los anticuerpos maternos que apuntan a cierta proteína cerebral que el cromosoma 'Y' produce. En algunas mujeres, esta proteína se acumula con el tiempo con cada bebé varón que tienen, lo cual eso explica por qué los hombres gays suelen tener más hermanos mayores que los heterosexuales.
Pero ojo, hay muchos factores que influyen en el entorno tan determinantes como un gen. Así que es importante recordar que "genético" no significa "determinante" y "entorno" no significa "no determinante".
El equilibrio entre el entorno y lo genético de una cualidad no indica nada acerca del factor determinante de la misma, porque al final del día el género es solo otro tipo. Y algunos no necesariamente tienen una orientación de género. Pueden estar más concentrados en el individuo. Otros son más orientados al género que otros. Y en los últimos años el ideal de belleza que solía ser popular en el Irán de principios del siglo 12 se está volviendo a ver en occidente en pleno siglo XXI, con modelos masculinos y femeninos muy parecidos, pues las ideas de género se flexibilizaron.
Cierto est también que hay mucha evidencia que sugiere que los hombres son algo más rígidos en cuanto al tipo de gente que les atrae, y que las mujeres son mucho más flexibles.
En un estudio realizado por el Centro de Adicciones y Salud mental de la Universidad de Toronto, se midió en una pequeña muestra de hombres y mujeres gais y heterosexuales la respuesta sexual genital al mostrarles una variedad de videos. Y lo videos eran de un hombre y una mujer teniendo sexo. Otro, de hombres teniendo sexo. Y de mujeres teniendo sexo. Un hombre masturbándose. Una mujer masturbándose. De un hombre desnudo paseando. De una mujer desnuda y tonificada haciendo ejercicio, y de... bonobos teniendo sexo.
Como era de esperarse, los hombres heteros se excitaban más por los videos con mujeres. Y también, como era lógico, los gais prefirieron videos con hombres. Pero, sorpresa, las mujeres se excitaron por casi todo. Y a las lesbianas les excitaban más los bonobos que los hombres paseando.
Una de las características de la sexualidad humana es que los humanos pueden usar la sexualidad para fines ajenos a la reproducción. Fomenta las alianzas sociales, y reduce el estrés. De ese modo, la flexibilidad del sistema sexual es algo bueno. Es parte de la capacidad del sexo para cumplir múltiples funciones.
Según las últimas investigaciones, la atracción se reduce a cuatro pilares principales y son bastante simples: El primero es la apariencia física, obviamente. Sin embargo, el segundo pilar es la geografía. La mayoría de las relaciones se establecen entre personas que viven relativamente cerca, probablemente entre cinco y diez kilómetros como mucho. Y nos gusta gente con similitudes en rasgos que valoramos en nosotros mismos... sí... resulta que es falso ese mito que dice que los opuestos se atraen, es justo lo contrario, porque personas diferentes, con valores muy distintos, por muy sexis que se vean, a menudo nos provocan incomodidad. Y en el caso de los signos zodiacales compatibles, la realidad es que no es esa supuesta compatibilidad astrológica la que los atrae, sino si el interés común por la astrología el que los va a terminar juntando. Y finalmente, la reciprocidad es el cuatro de esos pilares, pues nos sentimos más cómodos con los que compartimos aspectos de nuestra intimidad.
Por eso, el experimento sugerido por el New York Times de hacerle 36 preguntas clave a las personas que nos interesan... resulta que sí le funcionó a la mayoría de las personas que lo intentaron -obviamente todas las preguntas te las dejamos en la página elreportero.com.mx para que las apliques... je, je, je... pícaro diablillo y traviesa muchachita...
Compartir tus mejores recuerdos, recuerdos terribles, y tus corazonadas sobre cómo morirás podría dar lugar a algo íntimo. Por lo tanto, y aún contra la costumbre de este podcast, también tenemos que reconocer que el consejo de la revista Cosmo es increíblemente científico.
Enfocarse en las similitudes. Estar con ellos mucho... Eso es geografía. Amarlos, eso es abrirse a la reciprocidad. Y el contacto visual... Bueno, reconozcámoslo... eso es muy sexi.
Al final del día, si bien es cierto que la atracción hacia una persona no garantiza en absoluto que esa persona se sienta atraída hacia nosotros, con un esfuerzo genuino, mucha insistencia y un buen de deseo de hacer las cosas bien, puede que entonces terminemos por volvernos en una persona idónea para pasar un rato agradable… y quién sabe, en una de esas incluso puedes convertirte en la persona ideal.
