Se le acabó el veinte a la CNTE? El gobierno federal y su pintoresca estrategia para "resolver" el conflicto con la CNTE parece sa...
Se le acabó el veinte a la CNTE?
El gobierno federal y su pintoresca estrategia para "resolver" el conflicto con la CNTE parece sacada de un manual de diplomacia escrito por Don Quijote. La brillante idea de que Mario Delgado, secretario de Educación Pública, negocie con maestros que ni siquiera lo reconocen como interlocutor válido, es tan prometedora como intentar apagar un incendio con gasolina.
Para darle más sabor al espectáculo, han incluido en las pláticas a Leticia Ramírez, ex titular de la SEP y ex integrante de la CNTE, en una especie de tragicomedia donde la funcionaria debe negociar con sus antiguos compañeros de barricada. Claro que su flamante título de "coordinadora general de Asuntos Intergubernamentales y Participación Social" —que suena más a trabalenguas burocrático que a puesto de poder real— no le otorga las facultades necesarias para ofrecer acuerdos sólidos. Es como enviar a un soldado raso a negociar la rendición del enemigo.
El colmo del despropósito llega cuando la CNTE exige la presencia de alguien de Hacienda en todas las reuniones, porque como bien saben, "con dinero baila el magisterio". Pero ni eso les han concedido. Así las cosas, los maestros de esa central arguendera fingen resolver un conflicto económico sin economistas, un problema educativo sin educadores reconocidos, y una crisis política con funcionarios que carecen de facultades reales. Todo un ejercicio de creatividad gubernamental que promete ser tan exitoso como un paraguas de papel en temporada de huracanes.
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Zacatecas financiando al la CNTE
El culebrón interno de Morena sobre la CNTE se ha vuelto más picante que salsa habanera en temporada de elecciones. El conflicto entre Gobernación y Salomón Jara por el tema magisterial en Oaxaca ha escalado a tal grado que desde Bucareli ya le mandaron el ultimátum: "o ayudas a resolver la bronca o te quedas sin padrino político federal". Una amenaza que suena tan contundente como efectiva, considerando que en política mexicana el apoyo presidencial es más valioso que el agua en el desierto.
Pero Jara no es el único en el banquillo de los regañados. A David Monreal también le han caído los reclamos como granizo en pleno mayo, señalándolo de financiar parte de la movilización magisterial desde Zacatecas. Los más de 18 mil maestros de las secciones 34 y 58 del SNTE adheridas a la CNTE mantienen paros y manifestaciones, y al parecer alguien en la federación cree que el gobernador zacatecano está más involucrado en el financiamiento de lo que debería.
Quizás por eso ayer Monreal se desvivió en elogios para Claudia Sheinbaum durante la inauguración de un hospital del IMSS-Bienestar en Jerez, desplegando una adulación tan exagerada que parecía comercial de campaña. Como bien dice el refrán popular: "el miedo no anda en burro", y cuando los gobernadores empiezan a repartir flores presidenciales con tanta generosidad, es porque ya sienten el aliento del regaño federal en la nuca. El espectáculo de ver a mandatarios morenistas corriendo a rendir pleitesía cada vez que la presión federal aprieta, es tan predecible como un final de telenovela mexicana.
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‘Uno de nana para el diputado’
El diputado Gildardo Pérez de Movimiento Ciudadano ha elevado el concepto de "legislar desde la trinchera" a niveles gastronómicos nunca antes vistos en San Lázaro. Después de ser exhibido participando en una sesión de la Comisión de Transparencia desde una taquería —ironías de la vida, hablando de transparencia mientras degustaba tacos—, don Gildardo salió con una defensa tan elaborada como los condimentos de su almuerzo.
Con la desfachatez de quien convierte un bochorno en oportunidad de marketing, el legislador naranjita no solo justificó su peculiar elección de oficina móvil, sino que aprovechó para hacer promoción gratuita al establecimiento: "No soy ostentoso, no consumo en lugares donde no se debe, yo lo hago en una taquería porque está limpio, está sabroso, está delicioso, está muy rico". Una reseña gastronómica que hubiera hecho sonrojar al mismísimo Gordon Ramsay por su pasión culinaria en plena sesión legislativa.
La genialidad del argumento radica en que, según su lógica, él sí participa desde donde esté y no se esconde como "la mayoría de sus compañeros legisladores que no prendieron la cámara". Claro, porque nada grita más compromiso democrático que legislar entre tortillas y salsa verde, mientras sus colegas al menos tienen la decencia de fingir profesionalismo desde sus hogares. Don Gildardo ha demostrado que se puede ser diputado y influencer gastronómico simultáneamente, convirtiendo el Congreso en una extensión de Tacos Ramón. Un verdadero pionero del "fast food legislativo" que seguramente ya está evaluando su próxima sesión desde una pizzería o un puesto de elotes.
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De lengua me como un taco
La batalla chihuahuense entre la panista Daniela Álvarez Hernández y la senadora morenista Andrea Chávez Treviño promete ser más entretenida que una telenovela de las ocho. La presidenta estatal del PAN ha lanzado el "round 2" con acusaciones que pican más que chile piquín: que doña Andrea abandonó las ambulancias y unidades médicas móviles tras el regaño presidencial por actos anticipados de campaña.
Según la versión de Daniela, el momento exacto en que Claudia Sheinbaum puso el freno a los actos anticipados de campaña coincidió mágicamente con el momento en que las brigadas médicas de la senadora desaparecieron como por arte de magia. Una coincidencia tan conveniente como sospechosa, que sugiere que el altruismo sanitario de Chávez Treviño tenía más que ver con el calendario electoral de 2027 que con el juramento hipocrático.
La acusación es demoledora en su simplicidad: que el servicio médico era puro teatro político, "de dientes para afuera", y que en cuanto se acabó la función promocional, también se acabó la vocación de servicio. Es decir, que las unidades médicas no eran tanto para curar enfermos como para curar la imagen política de quien aspira a gobernar Chihuahua.
Si la denuncia resulta cierta, estaríamos ante un caso ejemplar de filantropía electoral: ambulancias que solo funcionan en período pre-campaña y brigadas médicas que se curan solas cuando ya no sirven para generar votos. Un experimento fascinante de medicina política donde el paciente principal no era la población enferma, sino la ambición gubernamental de la senadora.
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Acordeones, a investigación
A regañadientes, el Consejo General del INE, bajo el mando de Guadalupe Taddei, aceptó convertir los famosos "acordeones" electorales en material de investigación para la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales de la FGR. Una decisión tan tardía como oportuna, considerando que estos manuales de "por quién votar" han circulado con más libertad que propaganda gubernamental en horario estelar.
La lógica institucional es impecable: si repartir listitas con nombres y boletas constituye "presión para el electorado", entonces estamos ante un delito electoral tan evidente como ignorado. Claro que la investigación llega justo cuando faltan días para la jornada electoral del domingo, lo que convierte esta decisión en un ejercicio de puntualidad institucional tan eficaz como cerrar el establo después de que se escaparon los caballos.
Mientras la Fiscalía se prepara para investigar lo obvio, las áreas técnicas del INE analizarán si estos acordeones deben contabilizarse como propaganda de quienes aparecen bendecidos por la tinta guinda. Una reflexión técnica fascinante que sugiere que hasta ahora no habían considerado que recomendar candidatos específicos podría, tal vez, quizás, constituir propaganda electoral.
La ironía es deliciosa: el mismo INE que durante meses observó la proliferación de estos manuales de votación como quien ve llover, ahora descubre que podrían ser problemáticos justo cuando ya cumplieron su función. Es como multar por exceso de velocidad cuando el coche ya llegó a su destino. La bendición guinda, al parecer, viene con beneficios tan directos e indirectos que hasta las autoridades electorales necesitan tiempo para procesarlos.
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Y llegó el final, final
La recta final de la elección judicial ha llegado con la misma elegancia que un reality show de telebasura. Después de 60 días de campaña, los 3 mil 422 aspirantes a los 881 cargos del Poder Judicial han convertido la impartición de justicia en un espectáculo digno de TikTok, bailando su camino hacia la toga con jingles más pegajosos que chicle en el zapato.
El panorama ha sido surrealista: futuros jueces, magistrados y ministros recorriendo las calles como vendedores ambulantes de justicia, usando frases chistosas y coreografías que harían sonrojar a cualquier influencer. Todo esto para que los ciudadanos los recuerden, aunque paradójicamente no lograron que la gente comprenda qué diablos hace un magistrado además de usar peluca empolvada y martillo de madera.
Los candidatos han vivido una odisea kafkiana: enfrentarse a reglas que cambiaban más seguido que de calcetines, financiar sus campañas de su propio bolsillo —porque al parecer la justicia no solo es ciega, sino también tacaña—, y realizar la hercúlea tarea de explicar a los ciudadanos en qué consiste una elección que ni las autoridades terminan de entender.
A partir del jueves inicia la veda electoral de tres días para que los votantes "reflexionen" sobre su elección, o mejor dicho, para que decidan si participar o no en este experimento democrático sin precedentes. Tres días para meditar si prefieren que sus jueces lleguen al cargo por méritos académicos o por habilidades de baile urbano. La justicia mexicana nunca había sido tan... entretenida.