Fracaso legalito, pero fracaso al final Nadie discute que la elección judicial de ayer fue legal. Lo que está en una línea muy debatible es ...
Fracaso legalito, pero fracaso al final
Nadie discute que la elección judicial de ayer fue legal. Lo que está en una línea muy debatible es si se trata de un proceso con legitimidad, dada la escasísima participación de los electores en lo que se suponía era una jornada histórica para refundar la República. Apenas entre el 12.57% y el 13.32% de los casi 100 millones de ciudadanos elegibles se dignaron a aparecer en las urnas, convirtiendo esta "revolución democrática" en el equivalente político de una fiesta donde solo llegan tres invitados y el anfitrión insiste en que fue un éxito rotundo.
Habrá quienes digan que así se gane por un solo voto, esa es la esencia de la democracia. Pero resulta que cuando se trata de uno de los mayores cambios en los pilares de la República desde la Revolución, fue decidido por una apabullante minoría que cabría cómodamente en el Estadio Azteca y sobraría espacio para hacer olas. Es como si decidieran el destino de la justicia mexicana mediante un sorteo de compadrazgo en la cantina del pueblo. Como señala el columnista Enrique Quintana, en teoría podría votar apenas el 1% del padrón electoral y el proceso seguiría siendo legal, lo cual nos coloca en el absurdo jurídico de que la legitimidad y la legalidad andan por caminos separados como exesposos que se topan en el súper.
Hasta la votación que dio paso a la reforma judicial en el Congreso requirió una mayoría calificada para ser válida, pero al parecer para elegir a quienes la aplicarán bastó con que se presentara la misma cantidad de gente que va a un concierto de Pandora en provincia. Legalmente no hay nada que hacer al respecto, cierto, pero políticamente estamos ante un experimento que haría sonrojar hasta a los especialistas en democracias de papel.
Si MORENA, la Presidencia de la República y el resto de la Cuarta Transformación pretenden festejar como "un triunfo de la democracia" esta elección judicial, tendrán problemas hasta para convencerse a sí mismos sin recurrir al autoengaño industrial. Esta fue evidentemente la elección federal con la participación más baja en décadas, un récord histórico que convierte al proceso en la democracia más exitosa de la historia según la lógica de que mientras menos gente vote, más pura es la voluntad popular. Una magistral demostración de que en México, cuando decimos "el pueblo sabio", nos referimos específicamente a ese 13% que tenía tiempo libre un domingo por la mañana.
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Andy bebé fracasó en Durango
En Durango, las fuerzas del gobernador priista Esteban Villegas, personaje estratégicamente alejado de la dirigencia nacional tricolor como quien evita saludar a los parientes pobres en las reuniones familiares, se jactan de haberle dado su primera lección electoral a Luisa María Alcalde y a Andrés Manuel López Beltrán, presidenta y secretario de Organización de Morena. Los resultados preliminares muestran a la coalición de Unidad y Grandeza por Durango con 229 mil votos frente a los 183 mil de la alianza de Morena, convirtiendo el estado en el equivalente político de una clase magistral sobre cómo no confundir popularidad presidencial con arrastre electoral local.
Los priistas duranguenses ganaron la joya de la corona que es la capital del estado, donde Andy López Beltrán traía la responsabilidad directa de esos comicios, los primeros que encara como funcionario partidista de tiempo completo. Su mayor logro habría sido conservar Gómez Palacio, lo cual en términos futbolísticos equivale a presumir que no perdiste por goleada sino apenas por dos goles de diferencia. Una victoria moral que huele sospechosamente a derrota disfrazada con maquillaje de payaso.
Donde los guindas respiraron aliviados fue en Veracruz, donde Morena logró retener la mayoría de municipios de la entidad con 140 de los 212 ayuntamientos, pero el tema verdaderamente interesante fue que el PAN incrementó su votación y sus triunfos al ganar 25 municipios sin alianza, aumentando desde los 16 que administraba. Resulta que cuando compitió solo, sin la carga muerta de sus socios tricolores, demostró que a veces es mejor bailar sin pareja que con una que te pisa los pies en cada paso.
El tricolor se hundió donde antes era rey, confirmando que la marca PRI tiene más mella que moneda de dos pesos en el mercado de las pulgas. Queda clarísimo que no es lo mismo Durango con líder local que sabe leer el termómetro político, que Veracruz apegado al líder nacional que sigue creyendo que 2012 fue el año pasado. Una lección de manual sobre cómo el federalismo mexicano puede ser tanto salvavidas como ancla, dependiendo de qué tan lejos quieras estar del barco que se hunde.
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AMLO, recluido?
Las escapadas de AMLO revelan el misterio de un retiro que parece más performance teatral que retiro genuino. Ayer, ocho meses después de que el expresidente Andrés Manuel López Obrador desapareciera del mapa político, su imagen volvió a aparecer en los medios cuando acudió a emitir su voto en la elección judicial en Palenque, Chiapas, como quien regresa de ultratumba para bendecir su obra maestra democrática. En sus declaraciones, además de hablar del libro que supuestamente escribe y de pontificar que México tiene la mejor presidenta del mundo, el exmandatario confesó con la naturalidad de quien cuenta sus visitas al dentista: "No he podido salir. Es la tercera vez que me salgo de la quinta (La Chingada)... estoy escribiendo".
Sería fascinante conocer cuáles fueron las otras dos razones de peso que ameritaron que el ermitaño de Palenque dejara la pluma y se diera un par de escapadas de su autoexilio voluntario. ¿Acaso algún tema legal que requiriera su presencia física? ¿Una emergencia familiar que no se podía resolver por WhatsApp? ¿O simplemente el síndrome de abstinencia de reflectores que aqueja a los expresidentes como gripa política?
La imagen de López Obrador emergiendo de La Chingada para votar por los jueces que aplicarán sus reformas tiene el sabor agridulce de quien no puede resistirse a supervisar personalmente que su legado siga funcionando como reloj suizo. Es como el jubilado que prometió no volver a la oficina pero aparece cada mes "solo para ver cómo van las cosas", con la diferencia de que este jubilado dejó el país entero como su oficina y la democracia como su experimento personal. Un retiro tan convincente como promesa de campaña, donde la tercera salida coincide mágicamente con la primera elección de su reforma judicial. Pura casualidad, por supuesto.
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¿Logró algo la CNTE?
Con la posición de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que votó a favor de levantar el plantón del Zócalo capitalino después de más de 15 días, se hizo evidente la ruptura interna luego de 16 días de provocar el caos en la Ciudad de México como quien organiza una fiesta de quinceañera y termina peleándose con medio salón. El resquebrajamiento se hizo más elocuente al conocerse que el gobierno federal y el de Oaxaca le hicieron una propuesta millonaria de 800 millones de pesos para el próximo ciclo escolar, cantidad que convierte este conflicto magisterial en el equivalente sindical de una subasta donde el martillo lo determina el tamaño del cheque.
Por más que la Coordinadora pregona unidad con la convicción de un coro desafinado, el plantón desde el viernes pasado ha registrado una especie de fuga hormiga de los centistas oaxaqueños, quienes descubrieron que la solidaridad tiene fecha de caducidad y esta vence precisamente cuando aparecen los billetes sobre la mesa. Hoy el plantón ya es el puro cascarón, como fiesta de cumpleaños donde solo quedan los globos desinflados y el pastel a medio comer.
Y por cierto, regresarán a sus casas con un "botín" millonario que haría sonrojar a cualquier consultor de la 4T, pero sin que los haya recibido la presidenta Claudia Sheinbaum, quien demostró que en el arte de la negociación política no siempre es necesario dignificar con tu presencia a quienes te tienen de rehén. Una lección magistral de cómo se resuelven los conflictos en la nueva República: con la chequera abierta y la puerta del despacho presidencial cerrada. Los maestros se van con los bolsillos llenos pero sin el protocolo, confirmando que en México el dinero habla más fuerte que la dignidad, pero no tanto como para merecer una foto oficial.
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Pronto saldrá ‘carroñin apestosín’
Nos comentan que quienes buscan seguir la moda del expresidente Andrés Manuel López Obrador en el lucrativo negocio de la mercadotecnia política, son los seguidores del presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, quien ha descubierto que en México hasta la ridiculez se puede monetizar. Aseguran que están a nada de sacar a la venta un muñeco caricaturizado con la imagen del líder senatorial, producto que promete revolucionar el mercado de los objetos inútiles pero entretenidos, categoría donde México es potencia mundial indiscutible.
Nos adelantan que si al nuevo muñeco se le aprieta el cuerpo, además de despedir un olor fétido a drenaje que evoca sus mejores intervenciones parlamentarias, se escucharán extractos de audios con algunas de las frases célebres del líder morenista, convirtiendo cada apretón en una experiencia vomitiva sensorial completa que incluye olfato y oído. Además de dejar las manos pringadas de excremento senatorial, también puede servir para espantar visitas indeseadas, función que el original desempeña magistralmente en la vida real sin necesidad de batería ni instrucciones de uso.
Prepare sus ahorros y vaya apartando el suyo, pues todo indica que estos muñecos serán la sensación del verano, compitiendo directamente con otros productos de temporada como los repelentes de mosquitos y los aires acondicionados. Don Gerardo tendrá su muñeco, un logro que lo coloca a la altura de otros íconos de la cultura popular mexicana como el Chapulín Colorado y Cantinflas, aunque con menor talento cómico pero igual capacidad para generar carcajadas involuntarias.
Y ahora ya solo le falta lo más sencillo según su lógica particular: que alguien tome en serio su pretensión de ser Presidente de México, objetivo que parece tan probable como encontrar coherencia en sus declaraciones públicas o modales en sus intervenciones televisivas.
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El parto de los montes de Elon Musk
Y mientras México contenía la respiración ante la elección judicial como quien espera los resultados de un examen médico que ya sabe que saldrá mal, en Estados Unidos sigue la comidilla de Elon Musk y su salida del gobierno de Donald Trump tras apenas cuatro meses de ejercer como zar de la eficiencia gubernamental. Una separación que tiene todos los ingredientes de un divorcio millonario pero con más drama público y menos acuerdos de confidencialidad.
Una de las razones más jugosas es que, paradójicamente, el hombre más rico del mundo aparentemente estaba muy endrogado. Y no por drogas financieras o deudas corporativas, sino por consumo de ketamina y éxtasis durante la campaña de Trump, según reveló The New York Times, viajando con una caja que contenía hasta 20 pastillas. De hecho, las imágenes de sus últimas apariciones en la Casa Blanca, donde se le ve con movimientos erráticos y comportamiento peculiar, hacen a más de uno suponer que Musk andaba más "high" que un cohete de SpaceX en órbita, pero sin la precisión de aterrizaje.
Pero lo que más controversia está generando es que, según diversos reportes estadounidenses, el propio Trump considera decepcionante el trabajo que hizo su amigo Elon para recortar los gastos del gobierno, convirtiendo el Departamento de Eficiencia Gubernamental en el equivalente burocrático de un Tesla en modo piloto automático: mucha promesa tecnológica, poca efectividad real y varios accidentes evitables. Una lección magistral sobre cómo el dinero no compra competencia gubernamental, aunque sí puede financiar una salida con honores y rueda de prensa incluida.
