Las #PrimerasPlanas con @elreporteroTV

[PODCAST] ¿Podremos subir nuestra mente a una computadora?

COMPARTIR:

Para empezar, surge la inevitable pregunta: ¿Qué es exactamente lo que deberíamos cargar en una computadora?

El deseo de liberarnos de los límites de la experiencia humana es tan antiguo como nuestras primeras historias. Existimos en un universo infinito, pero estamos atados por las leyes de la física. Nuestra conciencia está atrapada en máquinas hechas de carne que, tarde o temprano, habrán de agotarse y morir.

Con la impresionante explosión de la innovación, la tecnología y el progreso, por primera vez nos parece posible el concepto de abandonar nuestras masas de carne y subir nuestras mentes a una utopía digital. Incluso parece el siguiente paso lógico en nuestra escala evolutiva.

Subir la mente a un dispositivo y la inmortalidad digital son algunos de los temas centrales del fascinante videojuego Cyberpunk 2077, que se desarrolla en un sombrío futuro distópico en el que la humanidad ha progresado más allá de la tecnología actual, y explora lo que ello podría suponer para la humanidad. Varios capítulos de la serie de Netflix, Black Mirror, exploran también esa posibilidad.

Uno explora esos videojuegos y ve esos episodios y no puede evitar preguntarse si es posible subir la mente a una computadora.

Y bueno, a la hora de investigar, resulta que esto es bastante complicado.

Para empezar, surge la inevitable pregunta: ¿Qué es exactamente lo que deberíamos cargar en una computadora?

Y es que resulta que la palabra “Mente” es uno de esos conceptos que es muy difícil de definir. Una vía para empezar a describirla es la conjunción de habilidades colectivas de nuestra consciencia e inteligencia que nos permiten imaginar, reconocer y soñar.

Con esta primera definición en mano, entonces el reto sería establecer el concepto hipotético de hacer una copia de ese mundo interno y transferirla a una computadora para ejecutar una simulación de la propia consciencia. Pero es justo en ese momento cuando la mera definición de la premisa se complica mucho y muy rápido.

La posibilidad de subir la mente se basa en tres supuestos.

Supuesto 1: la mente reside en la estructura, la disposición y la bioquímica del cerebro. La idea de que todo lo que supone la mente se encuentra en el cerebro se denomina fisicalismo y mantiene nuestro debate dentro del dominio de la ley natural.

Supuesto 2: en algún momento, entenderemos el cerebro lo bastante bien y dispondremos de la tecnología para simular todos sus aspectos y hacer una copia digital de la mente.

Supuesto 3: un programa de computadora puede alojar la mente. Es decir, la mente es digitalizable y computable.

Todos estos supuestos han sido planteados y rebatidos por científicos y filósofos, y siguen siendo objeto de un acalorado debate, y con tantas preguntas fundamentales aún sin respuesta, es difícil hablar del tema sin molestar a alguien.

Sea cual sea tu postura, todo debate sobre la idea de subir la mente ha de empezar necesariamente por el cerebro, la estructura biológica más compleja que se conoce, y que es básicamente una masa mayormente compuesta por agua y grasa que contiene alrededor de cien mil millones de neuronas que se comunican a través de mil billones de conexiones que envían señales hasta mil veces por segundo, o sea ¡mil billones de eventos cada segundo de la vida!

Y no son sólo las neuronas: hay miles de millones de células de apoyo e inmunes de varios tipos que realizan distintas labores.

A grandes rasgos, el cerebro se puede dividir en secciones con distintos roles, desde la respiración y el ritmo cardíaco hasta coordinar el movimiento y los reflejos involuntarios. Las partes más desarrolladas, el neocórtex o capa más externa del cerebro, contiene los recuerdos, nuestra capacidad para planificar, pensar e imaginar, tener esperanzas y sueños.

Lo que ya empieza a ponerse complicado es que a estas alturas aún no sabemos dónde se encuentra la parte del «yo» en el cerebro. Sabemos que áreas como el precúneo son las que influyen en mayor medida en nuestra consciencia, pero también sabemos que distintas áreas pueden formar una red para compartir tareas que ninguna de ellas puede hacer sola.

Los bloques de construcción del cerebro tampoco son precisamente sencillos. Las neuronas no son sólo cables, sino que alteran y procesan la información. Y la sinapsis, donde las señales se transmiten de una neurona a otra, contiene receptores para centenares de señales químicas que la abren a la influencia externa. Cierto es que tenemos una comprensión básica de cómo funciona y podemos predecir con acierto su comportamiento a pequeña escala, pero en el cerebro hay mucho más que señales nerviosas.

Las hormonas también juegan un papel muy importante, como la serotonina, que afecta nuestro ánimo; o la histamina, que nos ayuda a aprender. El cerebro también está influido por otras partes, como los nervios cardíacos o las bacterias intestinales.

Lo que ya de por sí parecía un sistema muy complejo, se complica aún más cuanto más sabemos sobre él. 

Para meter en una computadora este embrollo de células, carne y sustancias químicas con tantas interconexiones, necesitamos un modelo que podamos simular en nuestro mundo digital. Una especie de escaneo. Por desgracia, nuestra tecnología de escaneo, como las máquinas de resonancia magnética, no es ni por aproximación lo suficientemente buena como para intentar algo así. Pero hay otro método que parece muy prometedor: cortar un cerebro en rebanadas minúsculas y escanearlas con un microscopio electrónico de alta resolución para crear un mapa preciso de todas las células y sus conexiones.

Y ya se ha intentado. En 2019, científicos lograron mapear un milímetro cúbico de cerebro de ratón, que equivale al tamaño de un grano de arena y que contenía cien mil neuronas con mil millones de sinapsis y cuatro kilómetros de fibras nerviosas. Este grano de cerebro se cortó en 25,000 rebanadas, y cinco microscopios electrónicos funcionaron sin parar durante cinco meses para obtener más de cien millones de imágenes. Tardaron tres meses en montar las imágenes en un modelo tridimensional, y los datos completos de esa microscópica muestra ocuparon 2 millones de gigabytes en la nube.

Para poder escanear un cerebro humano completo, sería necesario multiplicar todo ese esfuerzo por un millón de veces.

Peor aún: para simular correctamente un cerebro humano, habría que cartografiar bloques mucho más pequeños para incluir los miles de millones de proteínas subyacentes, o incluso moléculas individuales que provocan los comportamientos que se observan a nivel celular. Semejante proeza requeriría el almacenamiento de datos disponible en todo el planeta, y debemos de tener en cuenta que eso sólo sería para replicar un solo cerebro humano.

Y aún si todo esto fuese posible, la auténtica cuestión sería cómo convertir el plano estático del cerebro en algo activo.

Aunque tengamos un escaneo hasta el nivel de la sinapsis, necesitamos leyes y reglas que animen el diagrama del cableado para dotar de vida a esta estructura estática, actualizarla con las leyes de los enlaces químicos y de la electrodinámica para animar esta simulación, para que se pudiera convertir en algo dinámico y activo como un cerebro, que exista de un microsegundo al siguiente, que evolucione con el tiempo, que piense, vea y actúe.

Por ahora, con nuestra actual tecnología, no sabemos si es posible conseguir esto. Y aún nos falta la parte más complicada, que es la consciencia, que supera al cerebro en un sentido que aún no hemos entendido.

Cualquier cocinera le puede decir a usted que el tener únicamente la lista de ingredientes no sirve para poder preparar el intrincado y complejo platillo de la consciencia.

Por ahora tenemos unos resultados científicos tangibles y una meta como punto de partida, pero el futuro de la simulación es incierto, y hacen falta aún muchos avances e investigaciones.

Hay científicos que, por otro lado, han establecido que en lugar de un esfuerzo tan enorme quizá sea posible simplificar este problema con modelos probabilísticos que podrían reflejar el comportamiento cerebral con una cantidad más prudente y menos costosa de sistemas.

Pero la realidad es que no sabemos si llegaremos a comprender nuestro cerebro y nuestra consciencia para subir mentes humanas a una computadora. La ciencia está ahí y vale la pena intentarlo. Como mínimo, aprenderemos mucho de nosotros mismos y desarrollaremos un montón de avances tecnológicos.

Obviamente, si llegamos a este punto, entonces es inevitable ponerse a pensar: ¿qué tal que logramos digitalizar el cerebro y la conciencia?

Una mente cargada en una computadora supone la inmortalidad desde un punto de vista funcional. Si esa copia no se daña o no se borra, seguiríamos existiendo en alguna parte. Y si esa mente digital somos nosotros, entonces se crea otra controversia que llena el panorama de preguntas: ¿cómo cambiaría nuestra actitud ante la vida?, ¿nos tranquilizaría saber que la muerte no tiene por qué ser el final?, ¿nos cuidaríamos mucho para no morir antes de que suban nuestra mente?

Si presuponemos que pudiera ser realidad nuestra copia digital, sería entonces inevitable empezar a tener conciencia de que sería una vida totalmente nueva y no atada a un cuerpo físico, lo que nos daría nuevas posibilidades más allá de la comida, el dolor o el cansancio. Aunque pudiéramos optar por una vida en un cuerpo simulado, este podría ser opcional para una mente digital. El amor podría perder su sentido si podemos acceder a él con solo oprimir un botón, y entonces podríamos buscar experiencias nuevas y extraordinarias, como caminar sobre la superficie del sol, acelerar el tiempo para brincarnos los meses aburridos, o vivir simulaciones del pasado. Nuestras perspectivas y prioridades cambiarían al vivir una existencia sin límites.

Cuanto más tiempo viviera una mente digital, mayores serían los conocimientos que tendría sobre ella misma, hasta el punto de alterar su propio contenido, e incluso llegar a borrar recuerdos que nos molestan, o cambiar aspectos de nuestra personalidad como el rencor, las adicciones o la pereza.

Sin las limitaciones de la biología, nuestras capacidades podrían evolucionar junto con la tecnología, mientras que nuestras prioridades y metas podrían resultar cada vez más extrañas a nuestro cerebro original, si este viviera. Liberar todo el potencial de la inmortalidad digital sería un proceso gradual. Emprenderíamos proyectos que durarían más que una vida, los científicos podrían recopilar una cantidad enorme de datos, dando lugar a descubrimientos que podrían revolucionar el mundo. Los cerebros digitales más intrépidos podrían cargarse en naves espaciales y lanzarse a explorar las estrellas con solo ponerse en pausa durante miles de años.

Todos estos sueños y posibilidades también tienen su lado siniestro y perverso, porque no es muy probable que todas las mentes digitales se pusieran al servicio de la humanidad, ya que sus versiones de carne y hueso tampoco lo hacen. Algunas buscarían poder e influencia, y gozarían de toda la eternidad para construir imperios, otras empezarían a acaparar todos los recursos que pudieran y competirían con otras mentes que buscarían hacer lo mismo, y cuanto más vivieran menos simpatía podrían sentir por los seres orgánicos.

Peor aún, imagínate a los líderes sectarios que difunden mentiras e inventan religiones, tendrían capacidad de perfeccionar durante siglos sus dogmas.

O quizá no hagan nada de eso.

También tenemos que considerar que termine siendo un hecho irrebatible que nuestras mentes no estén hechas para ser inmortales, y que las mentes digitales fueran rígidas e improductivas y terminaran retirándose tras vivir una larga existencia en la que experimentaron todo lo que ansiaban.

Por supuesto, no hay forma de predecir las buenas o malas acciones que emprendería una mente autodidacta con cientos o miles de años de tiempo libre.

Como sea, este viaje sorprendente por las posibilidades que podrían tener las mentes digitales solamente es posible imaginarlas con la ayuda de un cerebro que, aunque esté amarrado a la carne y a los huesos, es enormemente libre y capaz de imaginar mundos paralelos con sólo divagar unas horas para ponerse a pensar qué pasaría si tuviéramos la capacidad de pensar dentro y fuera de una computadora.

LOCO Y DIVERTIDO$type=grid$rm=0$sn=0$count=3$va=0

INDIGNANTE$type=sticky$rm=0$sn=0$count=3$va=0

Nombre

Ciencia,148,Deportes,271,Entretenimiento,202,Estados,181,Finanzas,267,Indignante,304,Internacional,599,Latinoamérica,223,Loco y divertido,157,Nacional,2688,Opinión,190,Podcast,160,Reportajes,188,Salud,145,Tecnología,185,Video,200,
ltr
item
@ELREPORTERO en vivo | José Antonio Zapata Cabral: [PODCAST] ¿Podremos subir nuestra mente a una computadora?
[PODCAST] ¿Podremos subir nuestra mente a una computadora?
Para empezar, surge la inevitable pregunta: ¿Qué es exactamente lo que deberíamos cargar en una computadora?
https://1.bp.blogspot.com/-iJrPTeAxJms/YKkVBOaMqtI/AAAAAAABZgs/HLqWEjaqmq0zknPkJ5UVQdJavAhq3BgVgCLcBGAsYHQ/s320/1_yMzqAnPn-l1-P3-SuHg6fg.jpeg
https://1.bp.blogspot.com/-iJrPTeAxJms/YKkVBOaMqtI/AAAAAAABZgs/HLqWEjaqmq0zknPkJ5UVQdJavAhq3BgVgCLcBGAsYHQ/s72-c/1_yMzqAnPn-l1-P3-SuHg6fg.jpeg
@ELREPORTERO en vivo | José Antonio Zapata Cabral
https://www.elreportero.com.mx/2021/05/podcast-podremos-subir-nuestra-mente.html
https://www.elreportero.com.mx/
https://www.elreportero.com.mx/
https://www.elreportero.com.mx/2021/05/podcast-podremos-subir-nuestra-mente.html
true
269739281717927055
UTF-8
Todas las notas cargadas No se encontraron notas VER TODO Leer más Responder Cancelar respuesta Borrar Por Inicio PÁGINAS NOTAS Ver todo TE RECOMIENDO ETIQUETA ARCHIVO SEARCH TODAS LAS NOTAS Ninguna nota coincide con tu búsqueda Regresar Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Dom Lun Mar Mié Jue Vie Sáb Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Ene Feb Mar Abr Mayo May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic hace un minuto $$1$$ minutes ago hace una hora $$1$$ hours ago Ayer $$1$$ days ago $$1$$ weeks ago hace más de 5 semanas Seguidores Síguenos PARA VER ESTE CONTENIDO PREMIUM SIGUE LAS INSTRUCCIONES: PASO 1: Comparte esta nota en cualquiera de estas redes sociales PASO 2: Haz click en el vínculo que compartiste en esa red social Copiar todo el código Seleccionar todo el código Todos los códigos se copiaron en tu portapapeles No se pueden copiar los códigos / textos, por favor usa [CTRL]+[C] (o CMD+C en Mac) para copiar Table of Content