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Ni quién nos pele
Hasta ahora, ni un solo país ha agraciado a México con sus felicitaciones por haber ungido a los próximos custodios de la justicia mediante esa fiesta democrática donde apenas 12.8 por ciento del electorado decidió el destino del Poder Judicial. Muy diferente fue el panorama cuando Claudia Sheinbaum conquistó la presidencia con 59.6 por ciento de participación, ocasión en que llovieron parabienes desde Washington hasta Patagonia, como si el mundo entero hubiera estado esperando con ansiedad el veredicto mexicano.
Sin embargo, en esta ocasión histórica donde México ha demostrado ser el adalid mundial de la democracia judicial, el silencio internacional resulta ensordecedor. ¿Será acaso que a los cancilleres del orbe se les cortó el internet y no se enteraron de semejante proeza democrática? ¿O será que están guardando un respetuoso pero elocuente mutismo ante el espectáculo de ver cómo una misión de la OEA llegó para atestiguar esta innovación constitucional, mientras los ciudadanos demostraron su compromiso cívico con la contundente indiferencia de ocho de cada diez electores?
Quizás la comunidad internacional está demasiado ocupada digiriendo la lección de democracia participativa que México acaba de impartir al mundo, donde la legitimidad judicial emerge triunfante del entusiasmo de poco más de uno de cada diez votantes. Es pregunta sin carrera judicial, pero con mucho futuro jurisprudencial.
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Intentaron la puercada; no pudieron
Una vez que las tendencias mostraron que la victoria de Hugo Aguilar Ortiz con más de 5.8 millones de votos era irreversible, convirtiendo al abogado mixteco en el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ala dura de Morena le mandó el sutil mensaje de que aún no celebrara con demasiado entusiasmo. Le argumentaron que era posible que, por un criterio de género, la presidencia quedara en manos de la candidata Lenia Batres, quien obtuvo el segundo lugar con apenas algunos millones de votos menos.
Es decir, a don Hugo le querían aplicar el mismo criterio quirúrgico que le impusieron a Omar García Harfuch, quien ganó la encuesta interna de Morena con 40.5 por ciento para ser candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pero que, debido a una política de género más democrática que las urnas mismas, la candidatura le fue obsequiada a Clara Brugada, quien había quedado en segundo lugar con 26.7 por ciento. Porque al final, como reza el eslogan morenista, la democracia no se trata de quien gane más votos, sino de quien tenga la biología correcta.
Con el pronunciamiento del Instituto Nacional Electoral, que dejó claro que quien obtuviera el mayor número de votos será quien presida la Corte, Aguilar Ortiz libró milagrosamente la posibilidad de que le aplicaran la célebre cláusula Harfuch, esa innovación democrática donde ganar significa quedarse en segundo lugar y perder significa asumir el cargo. Una lección magistral de aritmética electoral donde dos más dos puede dar cinco, dependiendo del género del sumando.
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Disque ya nos enojamos
Frente al incremento del 25 al 50 por ciento en los aranceles al acero y aluminio que Trump firmó este miércoles, nos dicen que los secretarios de Economía, Marcelo Ebrard, y de Hacienda y Crédito Público, Edgar Amador, preparan una carpeta con escenarios, impactos y recomendaciones para la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en lo que parece ser el primer ejercicio serio de soberanía económica desde que México se convirtió en el país más golpeado por la nueva escalada arancelaria.
En una reunión privada celebrada en Palacio Nacional, la mandataria pidió a los secretarios que analicen con lupa si es viable un "contraataque" o alguna otra medida de reciprocidad comercial. Nos dicen que si a su regreso de Washington el secretario Ebrard no logra que Estados Unidos exente a México del cobro de estos aranceles, habrá que tomar algunas decisiones complicadas, esas que requieren más temple que los discursos matutinos.
Qué ironía sublime: después de décadas de ser el socio comercial consentido que acepta todo con sonrisa diplomática, ¿ya nos cansamos de ser el punching bag eterno de las crisis domésticas estadounidenses, o es otra llamarada de petate sexenal? Ebrard ya calificó los aranceles como "injustos para México", pero entre decir que algo es injusto y hacer algo al respecto, Media la distancia que separa la indignación de la dignidad nacional.
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Y mientras tanto, en el planeta CNTE
Mientras la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y Mario Delgado, titular de la SEP, reciben a la CNTE en su cuarta reunión desde el plantón iniciado el 15 de mayo, afuera hay humo, petardos y el enojo que solo saben cultivar quienes han convertido la protesta en arte marcial. Las imágenes del enfrentamiento en la Segob son brutales: gases, empujones, maestros enfurecidos ejerciendo la pedagogía de la confrontación.
El gobierno de Claudia Sheinbaum dejó claro que las promesas de campaña quedaron atrás: no hay recursos suficientes para derogar la Ley del ISSSTE de 2007, ni desaparición de las afores. Los ánimos, en llamas. La CNTE volvió a rechazar las propuestas gubernamentales después de casi tres horas de reunión, porque no quiere mesas de diálogo, quiere reformas completas. Y el sistema, otra vez, responde que se puede sólo lo que se puede, porque "representa una carga a las finanzas públicas que no puede atender el Estado mexicano".
Las promesas vacías de Sheinbaum de derogar la ley del ISSSTE que cambió las pensiones solidarias por el sistema de afores se toparon con la realidad presupuestaria, pero la CNTE simplemente vive en un planeta donde las matemáticas fiscales no existen, y la Cuarta Transformación también, solo que en el planeta opuesto donde las promesas de campaña se evaporan con la elegancia de un gas lacrimógeno.
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Jalón de orejas
Quienes se ganaron un jalón de orejas monumental fueron Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura, y el equipo de Comunicación de Presidencia, por no haberle informado a la presidenta Claudia Sheinbaum del cierre de museos a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia por la muy prosaica razón de que la nueva empresa de seguridad privada no cumplió con enviar suficientes custodios para resguardar las instalaciones.
Nos detallan que ayer, en su mañanera, la mandataria reconoció con toda naturalidad que desconocía el tema: "No tengo reporte, vamos a preguntar", pero recordó con la paciencia de una maestra de primaria que "el llamado" era que las oficinas del gobierno contraten al Servicio de Protección Federal, no a empresas privadas. Vaya, resulta que cerrar el Museo Nacional de Antropología no era algo que mereciera estar en el radar presidencial hasta que los medios lo ventilaron.
Tanto repercutió este episodio de incomunicación gubernamental, que horas después tuvo que acudir la secretaria de Cultura a Palacio Nacional y reconocer que la instrucción presidencial era analizar contratar al SPF. Una demostración magistral de que en este gobierno la comunicación interna funciona con la misma eficiencia que el servicio de seguridad privada del INAH: brillando por su ausencia cuando más se necesita.
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Ni los hermanos lo aguantan
El infame gobernador de Zacatecas, David Monreal, sigue superándose a sí mismo, pero para mal, y por qué no, rompiendo récords con su pésima gestión. Si hasta parece que antes de iniciar su mandato se hubiera puesto metas cristalinas: salir como el peor evaluado, pelearse no solo con la oposición sino con los ciudadanos, y hacer que sus antecesores parezcan demócratas a su lado.
Pues seguro no le faltan muchos logros por alcanzar, pero ahora ya llegó hasta el extremo de que ni su propia familia lo tolere. Y es que con la lamentable situación del sistema de salud zacatecano, su propio hermano, el senador Saúl Monreal, exigió que "funcionario que no funcione, que se vaya", quiso jugarle al vivo y desviar la atención, minimizando las críticas con su acostumbrada habilidad para convertir crisis en catástrofes.
Pero de verdad, cómo estarán las cosas para que lo exhiban de esta manera fraternal. Bueno, la verdad es que para exhibirse tampoco es que necesite mucha ayuda el gobernador David Monreal: sería el tercer Monreal en el cargo si su hermano Saúl logra sucederlo, consolidando así la monarquía democrática más longeva de México.
